Corren malos tiempos. Ya lo sabemos todos y no es hora de incidir en la herida. Prometo escribirlo una sola vez, esta. “Estamos atravesando una “crisis”.
Exactamente igual que mi hijo adolescente, no se tienen las ideas claras, se actúa a impulsos y al corto plazo, se buscan culpables (y se encuentran, claro), todo ello en un ambiente de imposibilidad de hacer nada por superarla. Intentando asimilar la primera idea de la acepción del diccionario del Real Academia de la Lengua: “Cambio brusco…” y olvidándonos de la segunda: “…ya sea para mejorar…”, y centrándonos masoquistamente en la tercera: “…ya para agravarse…”
De cualquier modo, no caigamos ni en la depresión de la derrota temporal ni en la euforia de la victoria futura. ¿Qué tal si nos situamos en la realidad y utilizamos el pensamiento en vez de las hormonas o las emociones incontrolables?
La realidad nos dice que existen Departamentos de Formación sobresaturados de personas y trabajos, donde el voluntarismo intenta torpemente suplir a la eficiencia, con unos organigramas complejos que intentan ser funcionales, y todo ello bajo la espada de Damocles de la recesión. Ante esta realidad, ¿qué hacer? Algunas organizaciones lo tienen claro. Olvidarse de los aspectos estratégicos de los Planes de Formación, echar cuentas para ver la capacidad de recuperación de la Fundación Tripartita y, solamente en base a estos criterios económicos, intentar hacer la mayor cantidad de formación posible.
Pero, ¿para qué? ¿No estaremos profetizando la tercera idea de la definición de la RAE? Quizás este sea el momento de tomar otro tipo de decisiones, de ser creativos, de no hacer siempre lo mismo si queremos obtener otros resultados menos predecibles.
Empecemos mirando hacia dentro, hacia el Departamento de Formación y hacia el Plan de Formación tan laboriosamente elaborado. ¿Cuántos recursos humanos y materiales utilizamos para la detección de necesidades, la programación de cursos, la búsqueda de participantes, profesores y aulas, las evaluaciones y el seguimiento de las acciones formativas o el infinito papelo para justificar las recuperaciones de la FTFE?
Avancemos un poco más. Hagamos un estudio económico y analicemos el lucro cesante, las llamadas telefónicas, los becarios, alquileres de aulas, traslados, manutención, fotocopias,… ¡Cielo santo, va a ser verdad que la formación es muy cara!
Volvamos al análisis desde la realidad y desde ahí lancemos nuevas preguntas. ¿Qué pasaría si otros expertos y profesionales ajenos a la organización hicieran todo ese trabajo para permitir que la Dirección de Formación se dedicara sencillamente (¿) a dirigir?
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J.J. Aguilar Il y a 14 años (09h11)
Javier, muy buena reflexión. No sólo por la externalización, al fin y al cabo una herramienta. Sobre todo por la reflexión de cuál ha sido y está siendo la estrategia de las organizaciones para desarrollar el talento en estos años de incertidumbre. Como a un hijo adolescente, esperas a que
pase o inviertes en esa etapa?. en cualquier caso las herramientas no podrán ser las mismas que las de la infancia. Mañana acudo a un foro en el que se van a debatir las estrategias formativas y el ROI. Os dejo en enlace: http://www.tea-cegos.es/70101&Abrir=Li4vcHJpdmFkby9ub3RpY2lhcy8yMDEwXzI2LnBocA==/noticias Continuar leyendo
David Mora Il y a 14 años (10h24)
Una de las conclusiones que podemos extraer de la situación actual es que las empresas españolas son poco competitivas. Y qué mejor forma de elevar nuestra competitividad que a través de la cualificación de nuestros trabajadores. Así, parece obvio que la formación no es una opción, sino una obligación de las
organizaciones. Una vez aclarado el axioma, la pregunta es ¿desde dentro o con gente de fuera? Como bien ha descrito Javier en el post, los beneficios de la subcontratación son claros: - Ahorro de costes: el contar con personal interno genera costes como la subida de sueldos, generación de materiales, coordinación de los programas, etc. - Un plan de formación útil requiere contar en poco tiempo con personal con una dedicación muy intensiva al proyecto. Esto es difícil de conseguir con personal interno, que ya tiene atribuciones previas. - Es fundamental contar con personal especializado, que ponga el foco en las competencias clave y evite redundancias. En general, parece recomendable subcontratar por completo la ejecución de los planes, pero siempre bajo la supervisión de los directores de formación, y enmarcados en la estrategia global de la compañía. Continuar leyendo
Javier Nieto Il y a 14 años (09h13)
La externalización es algo mucho más complejo que la mera instalación de implants en "casa del cliente". Ambas empresas, externalizada y externalizadora, debieran tener muy claro y consensuado algunos aspectos claves: 1- La empresa que decide externalizar sus servicios es quien decide la estrategia, mientras que la misión de la otra,
será implementarla, poniendo a su disposición los recursos necesarios para que logre sus objetivos estratégicos. 2- Externalización supone simplificar los procesos y procedimientos mediante los recursos más adecuados. 3- El gestor debe de tener durante todo el proceso una visibilidad muy atenuada, siendo el motor y no la pantalla de las decisiones que se tomen. 4- Debiera suponer una mejora permanente de los flujos de información, facilitando todos los detalles del proceso y de manera sincrónica, para el apoyo de la toma de decisiones. 5- Por fin, debiera dar respuesta a la totalidad del proceso externalizado, desde la detección de necesidades hasta el ROI. Continuar leyendo